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… te de la oportunidad de ver las cosas de otra manera.
Hay momentos en que, de repente, todo se desmorona: el trabajo, la pareja, los amigos, los hijos… por un extraño motivo, parece que todo se pone patas arriba y nada funciona como antes. Y ese momento, digan lo que digan, duele. Puede que sientas angustia, miedo, tristeza, desamparo, apego, impotencia… o todo junto. Puede que ni siquiera sepas lo que sientes. Pero lo que si sabes es que en esa posición no estás cómodo y tu cuerpo y mente se resienten.
Cuando creas que estás en ese momento deja de mirar el entorno y todo lo que está mal, y presta un poco de atención a tu interior, porque quizá eres tu el que está cabeza abajo.
Puede que sea molesto estar así, pero tiene algo de bueno: esta situación te permite ver las cosas desde otra perspectiva. Una perspectiva incómoda, si, pero nueva. Y aunque ahora te parezca que solo quieres enderezarte no hace falta correr, porque en este estado puedes ver cosas diferentes, encontrar nuevos recursos y generar aprendizajes.
Así que si todo se pone del revés busca un punto de apoyo y encontrarás un nuevo equilibrio.
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