"DOLPHING": EL ARTE DE ACOMPAÑAR PERSONAS

Si como yo, vives en Mallorca o cerca de la costa, quizá has tenido la oportunidad de observar delfines desde arriba de una barca. Para mi, es una sensación de sentirme acogida, a la vez que libre, en sintonía con el entorno, con fuerza y capacidad personal. Por eso, procuro recordar la experiencia y tenerla presente en las sesiones de coaching. Y es que los delfines son una bella representación del ejercicio del coach:

  • Los delfines nadan junto a una barca sin interferir nunca en tu trayectoria: es siempre el marinero quien lleva el timón y decide su destino. En ningún caso los delfines intervienen en esta decisión, no ponen obstáculos, no empujan ni modifican el ritmo.
  • Cuando el marinero, en función de las olas y la fuerza del viento, decide virar (cambiar la dirección de la embarcación), los delfines se acomodan: no cuestionan ni critican el cambio. No fuerzan la trayectoria, sino que se adaptan con elegancia y suavidad. Son libres, son flexibles y ven en el mar un sinfín de caminos posibles.
  • Mantienen una distancia justa entre la proximidad y el respeto: si navegas junto a delfines te sientes acompañado, incluso puedes sentir que nadáis juntos, a la vez que nunca sientes invadida tu intimidad.
  • Cambian de lugar y observan al marinero desde diferentes puntos de vista: les gusta nadar a un lado y al otro de la barca, observarte desde todos los lados para tener perspectivas diferentes.
  • Aportan sentido del humor, sencillez, inteligencia y habilidad: tienen la capacidad de arrancarte una sonrisa, de hacerte el viaje más agradable, de darte fuerza y de no dejarte arrastrar por las olas.

En el coaching, como en el dolphing, el acompañamiento se realiza con curiosidad, respeto y confianza hacia la persona, para que ésta navegue con libertad, empoderamiento y conciencia, y pueda llegar a su destino.

Pero acompañar no es una cosa que hacemos sólo los profesionales. Es una actividad que tú, y todos nosotros, realizamos a diario con los amigos, los compañeros o los hijos. Lo que pasa es que, aquello que para los delfines es tan natural, es complicado de conseguir para los humanos. A menudo nos relacionamos cargados de prejuicios y miedos, damos consejos a quien no los pide y esperamos que el otro actúe como lo haríamos nosotros (o como nos gustaría hacerlo).

Te propongo, pues, que por un minuto recuerdes las conversaciones que has mantenido esta semana y revises cómo acompañas tú a los tuyos. Aunque lo hagas con buena intención, recuerda que hay cosas que nunca haría un delfín: juzgar, aconsejar, dirigir.

Por lo contrario, te recomiendo que utilices dos herramientas básicas del coaching: las preguntas y el silencio. Pregunta con curiosidad, con la mente y el corazón abiertos, y deja que broten sus respuestas. Si dejas que el otro navegue libre a tu lado, seguro que llega a buen puerto.

Sé delfín, practica el dolphing.

Tags :  bienestar  ·   coaching  ·   gestión emocional  ·   psicología Mallorca

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